Sinopsis: Una mañana, dos hombres arrestan a Joseph K., un empleado de un banco, sin que aparentemente haya hecho nada malo. Los cargos de los que se le acusa se desconocen, como tampoco se sabe ante quién ha de comparecer o quiénes son los miembros del tribunal que le va a juzgar. Joseph K se ve empujado de un encuentro a otro, a cada cual más desorientador, mientras va acrecentando su desesperación por demostrar su inocencia por unos cargos desconocidos. El proceso, un libro publicado en 1925 por Franz Kafka y que desde entonces ha sido sometido a numerosas revisiones, adaptaciones al cine, ilustraciones y discusiones. En esta adaptación a novela gráfica, Chantall Montellier consigue expresar, a través de las imágenes, toda la angustia de un hombre sometido al sinsentido de la vida: la política, la burocracia, el racismo, el sexo…
Adaptar una novela de Kafka a un cómic me parece una tarea bastante difícil, de hecho la novela gráfica de El proceso, no nos envuelve en esa atmósfera desconcertante que se ha denominado «kafkiana». Esto lo consigue sin lugar a dudas mucho mejor la novela, pues la imaginación tiene más poder que la vista.
En el proceso Joseph K., un hombre normal es detenido injustamente por un crimen que nunca llegaran a explicarle y «el proceso» tampoco llega a celebrarse. Kafka en la obra que se publicó un año después de su muerte lo que pretende es una crítica de la burocracia llevada hasta los extremos más absurdos.
Hombres que contratan abogados a diestro y siniestro. Uno de los personajes ya ha llegado a contratar cinco y se sorprende cuando Joseph quiere deshacerse del suyo. Una justicia corrupta que parece que existe en todos los tiempos.
La historia de Josep K se puede leer como una alegoría del control estatal en la que un laberinto judicial va devorando al ciudadano inocente. Jean-Paul Sartre interpretó la obra como una alegoría de la identidad judía en un mundo de antisemitismo latente en el que la culpabilidad y el miedo hostigan cada pensamiento del individuo.
También se ha interpretado como una representación del miedo de Kafka al padre predominante.
Las ilustraciones no son malas, ni la novela gráfica tampoco, pero como dije anteriormente ese ambiente kafkiano, no se consigue captar al completo en la novela gráfica. Lo que más me ha gustado de las ilustraciones es como se han captado los distintos semblantes del protagonista. Una veces asombrado, otras aterrorizado y en otras nos ofrece una tierna imagen de su cara.
En ocasiones una novela gráfica puede sustituir a la novela original para hacerte una idea de su contenido. Este no es el caso, yo os recomiendo que os leáis El Proceso de Franz Kafka.