David un hijo de inmigrantes judio-polacos asentado en Quebec trabaja en la construcción, un día como otro cualquiera tiene un accidente y se caerá del andamio desde una altura considerable, a partir de ese momento entrará en coma y la vida de David y de su familia se transforma desde los cimientos. Pascal Quiviger nos muestra en la novela los diferentes recursos de los personajes para enfrentarse al estado vegetativo de David, a su vez nos muestra a una persona en coma que es capaz de percibir su entorno y el cambio en la actitud de cada una de las personas que pasa por su lado. De hecho con su hijo Bertrand tendrá una conexión especial y es cuando le da la mano el niño cuando hace algún movimiento y al principio esto da lugar a pensar a sus familiares que tal vez haya alguna oportunidad para David.
Asistiremos a la evolución de los personajes a lo largo de los nueve meses que David permanece en coma, por un lado esta Caroline su esposa, una bibliotecaria un tanto tímida que en un primer momento no sabe como enfrentarse al problema, llamará a su madre y hermana y mientras la primera hace oídos sordos al tema de una manera un tanto frívola, no es capaz de enfrentarse a la enfermedad pues es la eterna mujer que quiere ser joven, al menos de una manera sutil es lo que nos hace entender la autora, por otro lado la actitud de su hermana Marie es la opuesta a la de la madre, ahora se encuentra en el Tibet, mas acude en cuanto se entera junto a Caroline y su sobrino.
Los padres de David a los que la situación de su hijo se les hace tremendamente dolorosa, mientras el padre se encierra en si mismo a la madre le cuesta perder la esperanza.
A lo largo de enfermedad veremos como la familia se enfrenta a la cercanía de la muerte de diferentes maneras, mientras Caroline se siente cada vez más preparada, puesto que ha sido capaz de elaborar el duelo y dejar que una persona entre en su vida de nuevo, Bertrand reacciona con rabia ante la posibilidad de poder perder a su padre y los padres, mientras el padre evoluciona y acepta la muerte poco a poco, la madre se niega a dejar que se vaya. El suceso acercará a Caroline a su familia política.
Pascal Quiviger también nos ofrece la otra cara de la enfermedad: el personal sanitario, mientras que el médico carece de habilidades para empatizar con los pacientes y sus familiares, Steve el enfermero es la otra cara de la moneda, animará a Carolina y a su hijo a hablar con David, es un hombre volcado en su trabajo y con una bondad innata, aunque Caroline ha detectado que detrás de su mirada en ocasiones hay una profunda tristeza.
La novela tiene dos discursos narrativos, uno serán los pensamientos del enfermo, y como ve la realidad que le rodea, este escrito en cursiva y otro el de la familia y el personal hospitalario que gira en torno a él.
Por si me oyes me ha parecido una excelente historia sobre el coma, tema difícil de tratar mas la autora ha sabido cogerle el pulso.